sirviente que aún en el desierto busca a quién servir
acostumbra la vida a bajar la cabeza
la arena se irá
las nubes también
no existe tal paraiso,
en libertad, mi cuerpo es el edén
y al entender esto:
¡ni un color se me acerca!
¡ni un cuchillo me atraviesa!
¡y tu cara perpleja entiende que con guardia baja, ahora me toca golpear a mi!
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1 comentario:
Me en cantó Papá!
Siga así.
Saludos!
Hernán.
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