¡Arriba (con cachiporras) los que luchan!

Nuevamente vuelve a oírse una de las tantas protestas, sin importar de dónde provengan y que fin se proponen. Legado de la omnipresente posmodernidad y su "muerte de las ideologías", tan en boga en estos últimos tiempos donde los intransigentes son tildados de "sectarios" o simplemente (en algunos casos) de "idealistas" por pensar o creer que otro tipo de mundo es posible. Esto se desprende de quienes se dicen "objetivos" o "críticos", sin abandonar el comfort de este mundo, sean los primeros en dar por izquierdas y derechas toda clase de fundamentos (claro está, siempre dentro de los marcos de la "legalidad" y la "democracia").
Retomando al tema que nos interesa, puntualmente, en este caso: las "protestas" o reclamos que hace la policía. Como lo han apreciado ¡La misma fuerza creada para reprimir, torturar y asesinar, dentro de la legalidad, sucumbe a los métodos utilizados por su contraparte: el pueblo! Sin dudas, esto en nuestros días ya no es una sorpresa, pero ello no justifica, o mejor dicho, no es una coherencia entre fines y medios (Como la sindicalización de la policía en España).
Como ocurrió, hoy miércoles 16/4, "en corrientes la policía se autoacuarteló pidiendo mejoras salariales", como mensionaban los medios burgueses, que a la vez, hacen uso de la necrofilia, en la televisión, mientras que al costado de la pantalla figuran los números de la lotería.
Aunque muchos dirían que el policía "sólo hace su trabajo" o "que también todos estamos en una mala situación". Por mi parte respondo: si ser policía es un trabajo, me imagino que ser patovica o hasta gobernador deben ser de los mas arduos. Más arduos que dejar la vida en una mina, en una construcción, recogiendo las "sobras" de otros en bolsas o en montañas de basura. Donde a la mas mínima manifestación de descontento de estos últimos, será la señal de que "llegó la hora de trabajar" de la policía haciendo gala de sus artefactos de vanguardia, en cuanto a tortura y muerte se refiere (cachiporras, revólveres, picanas, esposas, etc.). Así el "pesado" y "arriesgado" trabajo del policía comienza: primero, con la intimidación, muchas veces, como puede verse, colocándose en fila con sus grandes escudos y cascos; segundo, si esto no da resultado (nunca lo da) se procede a avanzar mientras a los rebeldes se les propinan desde empujones, patadas y gas lacrimógeno; tercero, si quienes se encuentran en frente no se desconcentran, se procederá a repartir balas de goma (¿y por qué no?, de plomo) por no obedecer a los iluminados protectores de la santidad llamada Estado.
Como, todos, sabemos que estas situaciones terminan con la mayoría, de los "negros", "drogadictos" o "caucásicos del sexo tal", heridos; y si no se tiene mucha fortuna, detenidos (hasta que se les ocurra) y posteriormente torturados o asesinados (gracias por haber sufrido los maravillosos métodos de "la mejor policía del mundo").
Si este recorrido no basta para demostrar lo que "visiblemente" hace esta "institución del orden", sinceramente me permito decir que se está bastante ciego o muy alejado de "ser humano", por parte del lector.
Nuevamente se reprochará que estos uniformados "son humanos", y que solo basta con ver que muchos son padres de familia y con un mal pasar. Pero, acaso, ¿Los comisarios y oficiales luego, del sanguinario y "arduo" trabajo de entrar en las villas, golpean a quien se les cante por "portación de cara" y destrozan lo poco que tienen; besan a sus hijos antes de ir a dormir, sin antes darles un sermón de como ser "justos" o "buenas personas"(si es que antes no les propinaron un correctivo)?
Lamentablemente, la respuesta a esta pregunta es: sí.
Finalizando con esta "exposición", sería bueno mensionar que la policía (como otras instituciones) continua con sus violaciones a los Derechos Humanos. No porque hay "malos" policías, si no, que es un mal propio de la institución1 y que la única forma de terminar con esto es eliminarla.

Hernán.

1. Creada para la mantensíon del status quo.