domingo, 20 de abril de 2008

Buscando el sentido de la vida (Segunda parte)

Son fascinantes las verdaderas razones por las que vive el ser humano. Sabemos que jamás vamos a llegar a resolver por completo nuestras dudas, pero intentarlo mientras estemos vivos parece ser inevitable. Intentarlo crea una ilusión de que "avanzamos hacia un final" cuando en realidad no lo hacemos, porque el mundo que entendemos con el cerebro es una creación nueva y original del mismo, que logra a partir de la captación de los sentidos. Y entender más no es otra cosa que ir evolucionando la especie para que siga viviendo de la mejor manera posible. La inteligencia existe para eso, y no para "ver más" ni "ser mejor" que cualquier otro animal.


El cerebro nos hace vivir en una realidad muy distinta al resto de los seres vivos y tiene sus ventajas y desventajas. Como diferencia principal diría su perfecta-imperfección de no estar capacitado para lograr su deseo mas profundo : Entenderlo todo. La perfección de este defecto aparente radica en que es completamente necesaria para seguir desarrollándonos y mantener viva la especie; en una evolución sin fin llena de creaciones, arte, y las emociones que todo eso conlleva. Todo un mundo que, sin duda, se pierde cualquier otro ser vivo que conozcamos. No obstante, las plantas y una gran gama de animales (Si no son todos, eso sigue siendo un misterio) gozan de algo que nosotros no podemos plenamente, pero que muchos monjes intentan: La satisfacción de "lo que es, es" entendiendo perfectamente el mundo sin necesidad de entenderlo. Simplemente, pasa. Es así. Y no sienten curiosidad ni necesidad de investigar, como tampoco tienen la capacidad para hacer eso. Quizá toda especie viva su propia realidad de acuerdo a sus características, y sus distintos sentidos...Lo copado es que reales son todas. O sea que en un mismo espacio existen infinitas realidades protagonizadas por infinitos seres vivos. Es un alto bardo :)


César.

1 comentario:

rasputinsky dijo...

Gracias por entrar en mi pecera... sólo añadiré que los grandes matemáticos griegos llegaron a Dios por los conceptos abstractos. "El triángulo es una realidad aunque no existiese el mundo material". Se puede definir. Ciertamente sin materia no se puede dibujar... ¿Pero su idea?

Quizá haya que elaborar más ese pensamiento, pero les fue suficiente para empezar a librarse sólidamente de sus "fornicadores" dioses del Olimpo y encontrar una Idea Perfecta, una Armonía... que les acercaría al Dios de Platón y Aristóteles... hasta que se encontraron con el cristianismo que asumió todos estos conceptos, si bien más desde el lado platónico.

Ideas en el cerebro que transcienden la materialidad... una de ellas esa "inagotable" capacidad de "conocer" o de "decir tonterías".

frid